El climatizador del coche es el sistema encargado de controlar la temperatura que hay en el habitáculo del vehículo. Gracias a sistemas de este tipo se puede regular una temperatura óptima para una conducción confortable en cualquier momento del año, independientemente de la temperatura exterior.
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El sistema de climatización del coche cuenta con los siguientes componentes:
El sistema de climatización del coche puede ser controlado por el conductor o el pasajero que va delante, utilizando el panel de control o el sistema multimedia del vehículo. Normalmente se escoge la temperatura, la velocidad de los ventiladores, la posición que deben adoptar las salidas de ventilación y, de forma complementaria, la activación del aire acondicionado.
Cuando se aplica esta configuración y se activa el climatizador, el compresor comprime el gas licuado y eleva su temperatura. Este gas llega hasta un condensador donde hay un ventilador que, junto con el flujo del aire externo, reduce la temperatura y condensa el gas para transformarlo en estado líquido.
Cuando el gas está en este estado se filtra y elimina la humedad con un sistema de deshidratación. Desde la válvula de expansión del sistema de climatización se aplica calor y se inicia el proceso de evaporación. El evaporador absorbe el calor del interior del coche, así que el gas se evapora por completo y de nuevo se reinicia el ciclo.
Los ventiladores son los componentes que redirigen el flujo de aire en base a la posición seleccionada. Por otro lado, hay sensores que permiten medir la temperatura de forma constante y así regular el caudal de aire que se necesita.
La gran cantidad de componentes que forman parte de un sistema de climatización hacen evidente el riesgo que hay de que sufra una avería. Con un mantenimiento periódico es más fácil prevenir cualquier desgaste y actuar antes de que la avería se agrave y afecte a demasiadas piezas, así como cambiar los elementos necesarios para intentar que ningún problema pueda aparecer en medio de un trayecto.
La limpieza del sistema también es importante, sobre todo en lo referente a la suciedad acumulada en los filtros que tiene. De igual forma, el gas licuado tiene que recargarse cuando se nota que la refrigeración del coche no llega a los mismos niveles que cuando salió de fábrica. Si tenemos el gas licuado a buen nivel y el sistema exento de suciedad, pero el rendimiento sigue sin ser el adecuado, es posible que falle el compresor o la válvula de expansión. Ya sea por desgaste de estas piezas o por acción de otros elementos. Por ejemplo, la falta de aceite puede afectar al funcionamiento correcto del compresor.
Cuando falla el condensador el gas no cambia de estado y se mantiene gaseoso, por lo que el sistema de climatización falla. Sin embargo, cuando su estado es siempre líquido y tampoco cambia, probablemente la avería esté en la válvula de expansión.
Por último, también es posible que falle el sistema electrónico del vehículo y que las órdenes que configuramos al sistema de climatización no estén llegando de la forma en que deberían. Las revisiones y reparaciones del sistema de climatización no suelen ser muy costosas, sin embargo no contar con él a pleno rendimiento sí puede ser un problema en la conducción, sobre todo en viajes largos y en épocas del año con temperaturas extremas.
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