Si estás pensando en comprar un coche eléctrico te contamos todos los consejos para decidirte. ¿Quieres conocer el mantenimiento de un vehículo eléctrico?
Durante los últimos años el coche eléctrico se ha convertido en una tendencia innovadora para reducir el impacto medioambiental y cambiar para siempre el mercado automovilístico.
En este sentido el hecho de ser algo tan “nuevo” puede hacerte pensar que el mantenimiento de un vehículo eléctrico debe ser más complejo e incluso caro. Nada más lejos de la realidad. Te damos una pista: un coche eléctrico conlleva un 56 % menos de reparaciones que un coche de combustión.
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El menor número de piezas no es la única de las ventajas. Vamos con ellas:
La principal característica de un coche eléctrico es que reduce el impacto medioambiental.
100 kilómetros con un coche eléctrico equivalen a tan solo 1 euro de carga de la batería. Ésta la podemos recargar en un período nocturno en el que no utilizaremos el vehículo. Un precio muy inferior al del combustible de los coches de combustión.
Al no cambiar constantemente de marchas y contar con menos piezas conducir un vehículo eléctrico es una experiencia aún más silenciosa y relajada. De hecho, el curioso “problema” que surge a partir de esta prestación es que tengas que agudizar los sentidos para avisar a los viandantes de tu presencia.
Tal y como comentábamos al comienzo el mantenimiento de un vehículo eléctrico es muy inferior al de los coches tradicionales al contar con menos piezas. De esta forma, los cambios de filtros, aceites y demás líquidos de un coche de combustión aquí se ven sustituidos por una simple revisión de los neumáticos y frenos del coche.
El coste del mantenimiento anual de un coche eléctrico es de 70 euros, la ITV unos 40 euros y el cambio de batería cada diez años equivaldría a un precio que puede alcanzar hasta los 5.000 euros.
El sistema de un vehículo eléctrico, a diferencia del de combustión, no está expuesto a altas temperaturas ni desgaste. A excepción de los neumáticos. Esto facilita mucho el proceso de reparación y reduce las posibilidades de avería desde el primer momento.
El motor de un vehículo eléctrico puede ser uno de corriente alterna o corriente continua. Puede tener más de un motor según las prestaciones, gama o diseño. Los motores de corriente alterna (o síncronos) funcionan como generadores y su velocidad de rotación es proporcional a la frecuencia de la red energética que lo alimenta. Por su parte, el motor de corriente de inducción (o asíncrono) está compuesto por un rotor bobinado o inductor.
La batería es la otra pieza esencial del vehículo eléctrico. Las más consumidas son de iones de litio y permiten almacenar la energía del cargador a modo de corriente continua.
El cargador permite extraer electricidad de una red externa y transformarla en corriente continua. En función del tiempo de carga existen cargadores de carga rápida y carga lenta que puedes conectar a través de una instalación propia o una pública. El cargador trabaja con los transformadores para convertir la corriente interna a continua.
Pieza encargada de asegurar el buen funcionamiento de la energía que recarga el vehículo.
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