Viajar con tranquilidad es algo necesario para conseguir una conducción eficiente, que minimice los riesgos potenciales en cualquier trayecto y, de paso, nos permita mantener las condiciones óptimas de nuestro vehículo. En este artículo te ofrecemos una serie de consejos sobre cómo viajar tranquilo que puedes aplicar en cualquier momento, tanto en los recorridos diarios como en esos viajes esporádicos.
Cómo mantener la tranquilidad al volante
Lo más importante es mantener la tranquilidad al volante. Probablemente comiences a conducir tranquilo y sin nervios, pero distintos factores pueden hacer que este estado cambie rápidamente.
El primer consejo para viajar tranquilo en coche es asegurar el confort en el habitáculo. Tienes muchas maneras de hacerlo.
Comienza por la ropa al conducir. Quítate cualquier abrigo o prenda que vaya a incomodarte en la conducción y evita vestir de forma que vayas a pasar frío o calor. Ayúdate de la climatización interior para mantener el habitáculo a una temperatura suave y agradable durante todo el trayecto, teniendo en cuenta la temperatura que haga en el exterior.
El confort dentro del coche va más allá de la temperatura. Aprovecha todos los espacios de almacenamiento para guardar los objetos que lleves encima, de manera que estén seguros, pero sin molestar a tu conducción.
Antes de iniciar la marcha prepara la radio o la música si quieres que te acompañe durante el trayecto y ajusta todos los elementos de seguridad para evitar imprevistos en pleno recorrido. Además, si el vehículo lo has llevado previamente a una limpieza exterior e interior vas a notar que estás más a gusto durante la conducción.
Para mantener la tranquilidad al volante cuando estés en marcha te aconsejamos una revisión del vehículo, sobre todo para viajes largos. Así evitas tener que preocuparte por fallos de mecánica o electrónica y cuentas con las condiciones idóneas para una conducción segura y relajada.
Por descontado, buena parte de tu estado de ánimo va a estar condicionada por el descanso que hayas podido disfrutar la noche anterior por lo que procurar dormir bien es otro consejo práctico y sencillo muy recomendable. Al mismo tiempo, intenta no comer copiosamente, no conducir en horas clave como a primera hora de la tarde y haz las paradas que necesites, en función del trayecto, puesto que, a nivel de sensación, lo hará más corto por largo que sea.
Manejar el estrés conduciendo
Hay dos factores que potencian el estrés en conductores: el tiempo y el tráfico. La buena noticia es que uno de los dos podemos adaptarlo a nuestras necesidades y para el otro tenemos alternativas.
Cuando hablamos de tiempo nos referimos a no tener prisa conduciendo. Llegar tarde a los sitios es un elemento clave en el estrés al conducir. Nos ponemos nerviosos, cometemos errores conduciendo, nos equivocamos de camino y, al final, no sólo resulta imposible llegar a tiempo, sino que incrementamos el riesgo de sufrir un accidente.
Para evitar esta situación la planificación del trayecto es la mejor aliada. Comprueba todos los caminos para llegar a tu destino, el tráfico que se espera, posibles carreteras cortadas y, sobre todo, alternativas a un trayecto principal.
Con esta planificación calcula un tiempo de llegada e intenta salir un poco antes por si sucede cualquier imprevisto. En estas condiciones podrás mantener una conducción tranquila desde el principio y hasta el final del viaje.
Pero también tienes que mantener un estado de ánimo apropiado. En primer lugar, olvídate de todos los problemas que tengas. Conducir no sólo te sirve para trasladarte de un lugar a otro. Es tu momento de evasión, en el que lo único que debe importarte es la conducción, la seguridad del resto de ocupantes, otros vehículos y la tuya.
Con esta actitud el estrés al conducir tiene menos peligro de aparecer ya que mantendrás una conducción pausada, eficiente y sin movimientos bruscos como acelerones o frenazos. De paso, podrás dejar de lado temporalmente cualquier problema que pueda preocuparte y disfrutar de un momento exclusivo para ti.
No obstante, el tráfico no podemos controlarlo por mucho que planifiquemos nuestro trayecto, pero, como hemos dicho anteriormente, sí tenemos alternativas. Si has buscado en la planificación previa otros caminos que puedan ser menos estresantes no dudes en aprovecharlos. Vale la pena un recorrido tranquilo de más kilómetros que enfrentarte a un potencial atasco que, al final, implicará dedicar más tiempo en coche.
Algunos trayectos secundarios incluso son más recomendables que los principales por el paisaje que te va a acompañar o incluso por los lugares que podrías tener la oportunidad de visitar aprovechando alguno de los descansos.
En cualquier caso, como podrás comprobar, para viajar tranquilo lo importante sobre todo es tener paciencia. Que ni el tiempo ni el tráfico afecten a tus nervios. Concentración en la carretera, respeto a los otros conductores y eficiencia en la conducción son las mejores bases para no sufrir estrés ni tensión al volante.