Una de las cosas más destacables de un coche nuevo es la ausencia de vibración en el volante, sobre todo si se compara con un coche más antiguo que se conduzca de forma habitual. Conforme pasa el tiempo el desgaste de ciertas piezas puede provocar vibración del volante. Te contamos a continuación en qué casos puede darse esta situación y qué componentes del vehículo pueden estar afectados.

Estado de los neumáticos y su equilibrado

En la mayoría de los casos el volante del coche tiembla debido a un desequilibrio de los neumáticos. Si esta es la causa, notaremos que la vibración del volante no es constante, sino que aparece en determinadas situaciones, normalmente a una velocidad de entre 100 y 120 km/h.

El equilibrado es una reparación rápida y sencilla, pero no es el único problema que relaciona neumáticos y vibración en el volante. Si han sufrido un desgaste desigual, la banda de rodadura distinta provocará una vibración continua. Puede haber varias causas para ello, desde un defecto de fabricación hasta una deformación del caucho. La vibración que notarás en el volante se intensificará circulando a una velocidad de entre 4 y 40 km/h.

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Dirección desalineada

Otro motivo por el que puedes comenzar a notar vibraciones en el volante es una dirección desalineada. La razón es que si la dirección no cuenta con una correcta alineación afectará a los neumáticos en un desgaste desigual que, como hemos visto anteriormente, provoca cierta vibración.

También es normal notar que el coche se mueve ligeramente hacia uno de los lados sin que nosotros estemos moviendo el volante. Otro efecto secundario de una dirección desalineada es que se escuchen algunos ruidos al girar el volante.

Fallos en los frenos, motor o suspensión

Hay otros fallos de tipo mecánico que pueden afectar al volante provocando vibraciones. La suspensión suele ser la causa más frecuente. En el caso de que la suspensión no esté bien ajustada o que presente algunos defectos notaremos vibraciones en el volante.

Los discos de freno también pueden causarlas, sobre todo por deformación o desgaste acusado. Lo notaremos porque vibra el volante del coche al frenar, ya que es cuando estas piezas entran en acción. Durante el resto de la conducción es posible que no notemos nada.

También se puede deber a un fallo del motor. Ahora bien, en estos casos la vibración no se limitará solamente al volante, sino que lo más lógico es que la notemos también en otras partes del vehículo.

Finalmente, es posible que las vibraciones estén presentes por un mal funcionamiento de los «silentblocks» o bloques silenciosos. Se trata de unas pequeñas piezas fabricadas con goma, caucho o incluso poliuretano, cuya principal función es la de reducir los ruidos y las vibraciones. Como resulta obvio si estas piezas no están actuando correctamente las vibraciones que se producen por el acto de conducir las notaremos de una manera más acusada.

En conclusión, aunque vinculemos la presencia de vibraciones del volante con un paso natural del tiempo para el vehículo, lo cierto es que si aparecen es porque hay algún fallo en el coche que debemos atender lo antes posible. La mayoría de reparaciones vinculadas a vibraciones en el volante no son costosas y se hacen rápidamente, así que es una molestia que podemos subsanar con relativa facilidad en casi cualquier situación.

Además, te recomendamos pasar las revisiones periódicas del vehículo. En éstas se notarán, de haberlas, señales de este tipo y podrán ayudarte a prevenir un problema potencial antes incluso de que aparezca sustituyendo las piezas más desgastadas por unas nuevas con las que seguir disfrutando de una conducción fluida y estable.

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